VOLVIENDO A EL CAIRO Y LA SONORA,
VALLE DEL CAUCA - COLOMBIA
“Recordar es vivir”… En el mes de febrero de 1987 empecé mi
primer trabajo profesional como sociólogo con la Fundación para el Desarrollo
Económico y el Mejoramiento de la Organización Social –FUNDEMOS RURAL, una
entidad del Gremio Cafetero.
FUNDEMOS RURAL implementaba en Colombia, en el Valle del
Cauca, un novedoso Programa de desarrollo
rural denominado CADI (Centros Agrícolas de Desarrollo Integral). En
este departamento se “montaron” 14 CADIS en 13 municipios. Cada CADI contaba
con dos profesionales, uno del área agronómica y otro del área social. En la
parte social estábamos 13 trabajadoras sociales y yo, el único hombre,
sociólogo. En este contexto aprendí mucho de Trabajo social, o, para ser más
preciso, de lo que hacían las trabajadoras sociales –de varias universidades
del país-, que es diferente. El CADI que me asignaron –en dupla con un
agrónomo- fue el de La Sonora, Municipio de El Cairo.
Fueron dos años de trabajo en esta vereda del Corregimiento
de Bellavista. Era el CADI más lejano de Cali – a 7 horas-, en un lugar sin
energía eléctrica, sin acueducto, sin buenas vías, etc. Cuando familiares y
amigos me preguntaban cómo me “aguantaba” en ese sitio, respondía sin dudarlo:
por su gente. En general, las 42 familias que lo habitaban eran de una gran
calidad humana, con muchas esperanzas de “mejorar su calidad de vida”, que
nos animaban a seguir adelante y
aportando lo mejor de nosotros como profesionales y personas.
Ya retirados de la Fundación, fueron pasando los años, 10,
20, 30, y siempre tenía en mente volver a este lugar, de una experiencia tan
significativa para mí, y volver a encontrarme con su gente, con la familia
Ocampo, Murillo, Ceballos, Marín, Torres, etc.
El pasado sábado 24 de Junio, con mi compañera, mi hermana
y su compañero, organizamos un viaje a El Cairo, un hermoso pueblo Patrimonio
del Paisaje Cultural Cafetero. Y eso sí –les dije-, como sea vamos a La Sonora.
Salimos por la vía Media
Canoa-Roldanillo-Toro-Amsermanuevo-El Cairo. Llegamos a las 5 pm. Recorrido por
el pueblo. Por la noche una deliciosa pizza en Pizzería La Rome, luego unas
cervezas y vinos en el Café Cultural COMAN, con concierto incluido de un grupo
de un colegio de Cartago, quienes le apuestan al arte como una modalidad
académica. Sigo convencido de la importancia del arte, para formar personas más
sensibles, mejores personas, etc.
El domingo, en la mañana, salimos para La Sonora,
transitando una carretera en mal estado, se podría decir mejor que era una
trocha. A la hora y media llegamos a la vereda, en el camino me bajé a hablar
con algunos dueños de fincas que no conocía, eran nuevos propietarios. Tal vez
por ser domingo había poca gente en la vereda, algunas casas parecían
abandonadas. Llegamos a la escuela, el “centro” del lugar, más gente “nueva”.
Tenía tristeza por no encontrar un rostro conocido, preguntándome que habría
pasado con la gente que había conocido hacían 30 años, quienes habrían muerto,
dónde estaban las familias, etc. Afortunadamente un rostro familiar, Flor,
siempre amable, quien nos contó la vida de muchos de los lugareños. Don Juan y
doña Evencia –dueños de las casa donde vivimos- ya habían muerto hace unos 7
años; lo mismo don Enrique, don Suso, don Rufino… Varios habían vendido sus
fincas y estaban “haciendo su vida” en otros lugares del país. 30 años no pasan
en vano… Ya de regreso a El Cairo, no dejé de sentir nostalgia, que aún la
tengo hoy lunes, ya en Cali, y escribiendo estas líneas…
FOTOS DE EL CAIRO:
Todo cambia y con ello los lugares, las espacios, las personas pero no lo hará el significado que tiene para cada persona los momentos allí vividos.
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