lunes, 26 de junio de 2017

VOLVIENDO A EL CAIRO -VALLE

                                Escuela La Sonora

VOLVIENDO A EL CAIRO Y LA SONORA,
VALLE DEL CAUCA - COLOMBIA


“Recordar es vivir”… En el mes de febrero de 1987 empecé mi primer trabajo profesional como sociólogo con la Fundación para el Desarrollo Económico y el Mejoramiento de la Organización Social –FUNDEMOS RURAL, una entidad del Gremio Cafetero.

FUNDEMOS RURAL implementaba en Colombia, en el Valle del Cauca, un novedoso Programa de desarrollo  rural denominado CADI (Centros Agrícolas de Desarrollo Integral). En este departamento se “montaron” 14 CADIS en 13 municipios. Cada CADI contaba con dos profesionales, uno del área agronómica y otro del área social. En la parte social estábamos 13 trabajadoras sociales y yo, el único hombre, sociólogo. En este contexto aprendí mucho de Trabajo social, o, para ser más preciso, de lo que hacían las trabajadoras sociales –de varias universidades del país-, que es diferente. El CADI que me asignaron –en dupla con un agrónomo- fue el de La Sonora, Municipio de El Cairo.

Fueron dos años de trabajo en esta vereda del Corregimiento de Bellavista. Era el CADI más lejano de Cali – a 7 horas-, en un lugar sin energía eléctrica, sin acueducto, sin buenas vías, etc. Cuando familiares y amigos me preguntaban cómo me “aguantaba” en ese sitio, respondía sin dudarlo: por su gente. En general, las 42 familias que lo habitaban eran de una gran calidad humana, con muchas esperanzas de “mejorar su calidad de vida”, que nos  animaban a seguir adelante y aportando lo mejor de nosotros como profesionales y personas.

Ya retirados de la Fundación, fueron pasando los años, 10, 20, 30, y siempre tenía en mente volver a este lugar, de una experiencia tan significativa para mí, y volver a encontrarme con su gente, con la familia Ocampo, Murillo, Ceballos, Marín, Torres, etc.

El pasado sábado 24 de Junio, con mi compañera, mi hermana y su compañero, organizamos un viaje a El Cairo, un hermoso pueblo Patrimonio del Paisaje Cultural Cafetero. Y eso sí –les dije-, como sea vamos a La Sonora.

Salimos por la vía Media Canoa-Roldanillo-Toro-Amsermanuevo-El Cairo. Llegamos a las 5 pm. Recorrido por el pueblo. Por la noche una deliciosa pizza en Pizzería La Rome, luego unas cervezas y vinos en el Café Cultural COMAN, con concierto incluido de un grupo de un colegio de Cartago, quienes le apuestan al arte como una modalidad académica. Sigo convencido de la importancia del arte, para formar personas más sensibles, mejores personas, etc.

El domingo, en la mañana, salimos para La Sonora, transitando una carretera en mal estado, se podría decir mejor que era una trocha. A la hora y media llegamos a la vereda, en el camino me bajé a hablar con algunos dueños de fincas que no conocía, eran nuevos propietarios. Tal vez por ser domingo había poca gente en la vereda, algunas casas parecían abandonadas. Llegamos a la escuela, el “centro” del lugar, más gente “nueva”. Tenía tristeza por no encontrar un rostro conocido, preguntándome que habría pasado con la gente que había conocido hacían 30 años, quienes habrían muerto, dónde estaban las familias, etc. Afortunadamente un rostro familiar, Flor, siempre amable, quien nos contó la vida de muchos de los lugareños. Don Juan y doña Evencia –dueños de las casa donde vivimos- ya habían muerto hace unos 7 años; lo mismo don Enrique, don Suso, don Rufino… Varios habían vendido sus fincas y estaban “haciendo su vida” en otros lugares del país. 30 años no pasan en vano… Ya de regreso a El Cairo, no dejé de sentir nostalgia, que aún la tengo hoy lunes, ya en Cali, y escribiendo estas líneas…


FOTOS DE EL CAIRO:













1 comentario:

  1. Todo cambia y con ello los lugares, las espacios, las personas pero no lo hará el significado que tiene para cada persona los momentos allí vividos.

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