sábado, 14 de mayo de 2011

DESARROLLO Y MEDIO AMBIENTE

Frida Kahlo - Autorretrato con Collar de Espinas, 1940
 
 
DESARROLLO Y MEDIO AMBIENTE*

“Nosotros si queremos desarrollo,
lo que defendemos es que la forma de crecimiento
 no permita que cada vez nos empobrezcamos mas”.
Chico Méndez, en la película Brasil en llamas

En desarrollo local es importante mirar la relación desarrollo-medio ambiente; el debate sobre el desarrollo sostenible.

Ana Patricia  Quintana (2005) expresa que cuando se aspira calificar el desarrollo en términos temporo-espaciales, es preciso tener en cuenta el significado que se le asigna, ya que desde el punto de vista lingüístico, los términos sostenido, sostenible o sustentable tienen connotaciones distintas:

Sostenido, es lo que sostiene por si mismo, o sea,  aquello que ha llegado a un equilibrio que permite la prolongación de la estructura. Sostenible, se refiere a algo que tiene que ser sostenido, es decir un sistema en desequilibrio que exige inducciones externas para lograr la sostenibilidad. Y Sustentable, indica los esfuerzos realizados para lograr mantener ciertos equilibrios básicos que permitan lograr la continuidad de la vida.

Como lo señala Elizalde (2006), la historia del concepto de desarrollo sustentable muestra que éste es un concepto equívoco y polisémico, e incluso casi vacío. Es usado según conveniencias y visiones del mundo. La tan conocida versión de “aquel desarrollo que atiende las necesidades de las generaciones presentes sin menoscabar las necesidades de las futuras generaciones” (Informe Brundtland), encubre un acuerdo tácito de no profundizar en dicha definición.

Tengo la convicción de que es imprescindible que transitemos hacia una nueva cosmovisión que sustituya la aún vigente. La idea de sustentabilidad puede ayudarnos a diseñar y dibujar una nueva visión, una nueva comprensión, una nueva cosmología, urgente y necesaria para afrontar los enormes desafíos que enfrentamos. El cambio fundamental a realizar no está en el plano de la tecnología, ni de la política o de la economía, sino que está radicado en el plano de nuestras creencias, son ellas las que determinarán el mundo que habitemos (Elizalde, 2006:2).

Es volver a la significativa discusión desarrollo-cultura, donde se producen nuevas cosmologías, nuevos “modelos” de desarrollo.

El “desarrollo sostenible” –señala Palacio (1998)- hace parte de ese grupo de nociones operativas selectas que se venden como pan caliente: le gusta a tirios y a troyanos, a ambientalistas y desarrollistas, a policías y a ladrones, al Banco Mundial y a las Ong´s.

A pesar de que esas expresiones se van volviendo del sentido común, poco a poco, también se van convirtiendo en campos de batalla. Como son operativas y a todos gusta, todos las reinterpretan a su acomodo. Siendo conceptos de compromiso rebosan de imprecisión; la ambigüedad oculta por el significante que permite reunir posiciones contrapuestas o distantes, desata una lucha sobre el significado. No obstante, si alguien está interesado en ejercer una influencia política o académica en el corto o mediano plazo, no puede estar por fuera de ese terreno discursivo. (Palacio, 1998: 11).

En síntesis –expresa el autor- , la discusión sobre el desarrollo sostenible nos obliga a investigar de fondo categorías fundamentales del pensamiento como el tiempo y el espacio. Y la crisis ambiental coloca de presente un tema más tradicional, el tema propio de los luchadores del cambio social: el arreglo de cuentas con la naturaleza debe implicar un nuevo balance entre los seres humanos, entre los pueblos y entre grupos, clases y sectores sociales. (Palacio, 1998: 11-12).

Para Serge Latouche (2007:39-40) el desarrollo sostenible se trata de una chapuza conceptual “que intenta cambiar las palabras porque no se pueden cambiar las cosas”. “El desarrollo sostenible es como el infierno, está plagado de buenas intenciones”.

Señala el autor que según las ONG, se trata de un desarrollo “económicamente eficaz, ecológicamente sostenible, socialmente equitativo, democráticamente fundado, geopolíticamente aceptable, culturalmente diversificado; en resumen: el mirlo blanco”.

En su visión crítica a estas concepciones, agrega que es evidente que tener en cuenta el medio ambiente no va necesariamente en contra de los intereses individuales y colectivos de los agentes económicos. Para los poderosos, no es el medio ambiente lo que se trata de preservar, sino, ante todo, el desarrollo. Que el desarrollo sostenible es sospechoso a priori, ya que engendra unanimidad.

Una llave que abre todas las puertas es una mala llave. Un concepto que satisface al rico y al pobre, al Norte y al Sur, la patrón y al obrero, etc, es un mal concepto. Cada cual interpreta lo que quiere, y mientras se ponen las esperanzas en las palabras, las prácticas se encargan de destrozarlas y estrangularlas. (p.48).

El “desarrollo sostenible” es también un concepto que ha estado rondando desde hace ya algún tiempo. Su origen puede rastrearse hasta las preocupaciones de las ambientalistas acerca de la degradación de los recursos naturales causada por el desarrollo convencional. Este concepto se convirtió en una preocupación más sistemática para el PNUD como resultado de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro, y la adopción de la Agenda 21 en 1992, la cual le da al PNUD un mayor papel entre le sistema de las Naciones Unidas sobre el manejo de recursos naturales y el medio ambiente. El reto de la organización ha sido la manera de integrar el desarrollo sostenible con el desarrollo humano, y el significado de los dos términos juntos. La Agenda 21 hace más fácil esta tarea al enfatizar la conexión entre el uso sostenible de los recursos naturales y el desarrollo humano. Sin embargo, no ha sido fácil encontrar una integración de los dos conceptos. (Ramírez, 1998: 77-78).

Aquellos proyectos que resulten ser efectivos para probar la viabilidad de las de las opciones de desarrollo, requerirán tener en cuenta varios factores:

1. Las ideas e innovaciones deben originarse localmente, y la gente que esté involucrada deberá controlar el proceso experimental. Es únicamente a través de este tipo de apropiación que las lecciones del aprendizaje social pueden trasladarse en nueves formas de capital social.

2. Los proyectos deberán ser abiertos y participativos de tal manera que ofrezcan igualdad de oportunidades de aprendizaje para aquellos que estén involucrados en su ejecución.

3. Los proyectos necesitan ser formulados de manera que inspiren y sean catalizadores.

4. Los proyectos necesitan tener un horizonte a largo plazo que permitan un aprendizaje acumulativo e iterativo.

5. Los proyectos deben contribuir al desarrollo institucional, ampliamente definido como la formación de nuevos hábitos y rutinas. Aquellos proyectos que están diseñados para desarrollar objetivos principalmente administrativos no contribuyen al DHS. (Ramírez, 1998).

Para González (2000:350), el desarrollo que se enfoque desde un compromiso ambiental debe cumplir una serie de condiciones:

-Global: que afecte a todos los sectores.
-Local y de abajo hacia arriba: iniciarse en la comunidad local.
-Endógeno: a partir de los propios recursos: naturales, culturales, folklóricos, arqueológicos, etc.
-Integrado y sistémico: relacionados unos aspectos con otros.
-Flexible: susceptible de ser reconducido.
-Participativo: contando con la población local.
-Concertado: negociado entre los diversos agentes económicos.
-Prospectivo: imaginando escenarios futuros.
-Sostenible: respetando criterios de racionalidad en el uso de los recursos del entorno.
-Planificado: conducido de forma organizada hacia el futuro.

Juan Carlos Mijangos (2006) habla del concepto de desarrollo sustentable.

El tema del medio ambiente entra a la palestra de la economía política y la discusión científica hacia los primeros años de la década de los setenta, estableciendo como punto de toque el carácter finito de los recursos naturales del planeta. Surge así una crítica aguda del desarrollo basado en las premisas de una naturaleza de carácter infinito, cuyas riquezas podrían ser expoliadas indefinidamente con el concurso de cada vez mejores y más eficaces tecnologías. Estas críticas parten, por un lado de las filas ambientalistas y, por otro, de las corrientes de economistas que planteaban las desigualdades generadas por los procesos de desarrollo vigentes, cuyos defensores de aquel momento consideraban la destrucción ambiental bajo el eufemismo de “externalidades negativas”.

El proceso de consecución del desarrollo sustentable implica muchos más que variables de orden económico y ambiental por separado. Supone una visión holística y comprensiva de las íntimas ligas que unen ambos procesos con elementos de orden educativo, cultural, ético y aún estético, así como con cuestiones de orden político que permitan la incorporación al desarrollo de grupos en desventaja. Como más adelante se apunta, esto marca inflexiones importantes en las diversas vertientes del desarrollo sustentable. (Mijangos, 2006: 32).  

En tal sentido, se considera que cualquier política de cambio se encuentra condenada al fracaso sino cuenta con un elevado protagonismo popular capaz de plantear un proceso que deje de perseguir, como proyecto de sociedad deseable, el camino de las sociedades industrializadas. Aunque todavía de forma muy general y poco delineada, se plantea la democratización social y la formulación de proyectos propios e insertos en la solución de las necesidades concretas de los grupos populares, como condiciones sine qua non del desarrollo sustentable en la región.

Una perspectiva latinoamericana el desarrollo sustentable implica:

a) Promover un enfoque sistémico de proyectos múltiples.
b) Énfasis en la participación de organizaciones locales en la decisión de proyectos.
c) Programación a largo plazo.
d) Intercambio de experiencias en los procesos de desarrollo local y regional.
e) Promoción del pluralismo de ideas y recursos para impedir el monopolio.
f) Vínculos entre gobiernos y sociedad civil para ampliar la base social de acción.
g) Inclusión del medio ambiente en las cuentas patrimoniales.
h) Rediseño de la relación con los países ricos.
i) Uso prioritario de los propios recursos y posibilidades atendiendo a las características endógenas socioculturales, nacionales e históricas.
j) Introducción de la perspectiva ambiental en los ámbitos formales y no formales de la educación, a fin de que esta inclusión redunde en la obtención de tecnología propia. (Mijangos, 2006: 33-34).

De la eficacia y éxito de los procesos locales de desarrollo y su vinculación en un amplio movimiento popular –señala Mijangos-  puede depender la capacidad de mejorar la correlación de fuerza que hoy día es altamente desfavorable a los pobres de la tierra, ante el proyecto neoliberal en marcha. En ese sentido, estas posturas enfocadas al intento por desarrollar los procesos locales, se aproximan a las concepciones económicas sustentadas por premio Nobel Amartya Sen (2000) en el sentido de la imperiosa necesidad de que la economía atienda la solución de los problemas de las personas, no los del capital.

Una política económica que se preocupe realmente por el desarrollo económico sostenible, instituye la producción y la comercialización acorde con las economías nacionales y regionales para mantenerse y ser, en el futuro, menos vulnerable frente a los movimientos transnacionales incontrolados del capital financiero.

Al desarrollo no sólo se le agrega el adjetivo de sostenible, sino también el de humano, encontrándonos con el concepto de desarrollo humano sostenible.

El Desarrollo Humano Sostenible (DHS) surge como una alternativa de desarrollo que no solamente se enfoca en el crecimiento económico, sino que busca las medidas que garanticen la distribución de sus beneficios equitativamente, que regenera y conserva el medio ambiente en lugar de destruirlo, que fortalece a la gente en lugar de marginarla. El DHS da prioridad al pobre, ampliando sus posibilidades y oportunidades, y ofreciendo su participación en las decisiones que los afecta. El DHS es desarrollo a favor de la pobreza, la naturaleza, el empleo, la mujer y la infancia. (Ramírez, 1998: 69-70)

Quintana (2005), retomando al PNUD, expresa que “El desarrollo humano sostenible es aquel que no solamente genera crecimiento sino que distribuye sus beneficios equitativamente; que regenera el medio ambiente en vez de destruirlo; que fortalece a la gente en vez de marginarla”.

En el caso colombiano, es importante analizar el Plan de Desarrollo; el modelo de economía, de sociedad que se plantean ¿La “locomotora” de la minería apunta a un desarrollo sustentable? Claramente que no; este es un modelo destructivo, depredador del medio ambiente y de la gente.

Así, un gran reto desde lo local es trabajar por un “desarrollo humano sostenible”, valorando las culturas locales y sus aportes en defensa de la naturaleza y de la vida.


*Entrada elaborada con base en el capítulo VIII del libro: CARVAJAL  BURBANO, Arizaldo (2009). Desarrollo y postdesarrollo: Modelos y alternativas. Cali, Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano-Universidad del Valle.

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Minería contaminante y Saqueo de ORO en Colombia
Oro – canción de Chocquibtown




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Minería contaminante a cielo abierto en Colombia
Razón Pública.com



“!!! el agua y la vida…
valen más que el oro ¡!!”


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(Foto: Hernán Vargas/EL LIBERAL)

El Liberal -Popayán


Jueves 29 de Septiembre de 2011 - 02:00 AM

Indígenas arremeten contra la minería ilegal

Decididos a no permitir la explotación ilícita e indiscriminada de la riqueza mineral que guardan sus fuentes hídricas y sus suelos, las comunidades indígenas del municipio de Caldono realizaron ayer una jornada de liberación de la Madre Tierra.
Caldono
Como resultado de la actividad, los nativos inutilizaron dos retroexcavadoras y una draga que venían siendo utilizadas para la extracción de oro en el río Mondomo, en límites con el municipio de Santander de Quilichao y el Resguardo Las Mercedes.

“A las personas que se encontraban en la mina ya se les había solicitado el favor de parar la explotación y retirarse del lugar; ante el incumplimiento de este preaviso y el grave  impacto ambiental que venían causado, la guardia indígena y los comuneros tomaron la decisión de incinerar dicha maquinaria”, señaló uno de los participantes en la jornada.

Las comunidades indígenas denuncian la falta de control que ejercen las autoridades competentes, consideradas como las directamente responsables de la expansión de la explotación ilícita de minerales en el Cauca, que ha traído consigo problemas ambientales, sociales y culturales para las comunidades.

“Si eso sucede en Caldono donde defendemos nuestro territorio ¿qué se puede esperar en otros municipios en donde se sabe que se implementa la minería ilegal, pero guardan silencio?”, anotó el comunero.
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Sistema de Información Ambiental de Colombia (SIAC)










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