sábado, 9 de abril de 2011

LIBRO ELEMENTOS DE INVESTIGACIÓN SOCIAL APLICADA

CARVAJAL BURBANO, Arizaldo (2012). Elementos de investigación social aplicada. , 1a. reimpresión de la 3ª. Edición, Cali, Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano-Facultad de Humanidades, Universidad del Valle.


CONTENIDO
PRÓLOGO A LA TERCERA EDICIÓN
INTRODUCCIÓN
I. ¿QUÉ ES LA INVESTIGACIÓN?
II. PARADIGMAS Y TIPOS DE INVESTIGACIÓN
III. EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
IV. INVESTIGACIÓN CUALITATIVA
V. INVESTIGACIÓN CUANTITATIVA
VI. INTEGRACIÓN METODOLÓGICA
VII. INVESTIGACIÓN-ACCIÓN-PARTICIPATIVA (IAP)
VIII. EL INFORME DE INVESTIGACIÓN SOCIAL
IX. EL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL
X. ÉTICA DE LA INVESTIGACIÓN
XI. INVESTIGACIÓN Y TRABAJO SOCIAL
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA POR CAPÍTULOS
ANEXO:
COLCIENCIAS: GUÍA-FORMATO PARA LA PRESENTACIÓN DE PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA
EL AUTOR

PRÓLOGO

Cada vez hay mayor conciencia sobre la importancia de la investigación social aplicada, de su papel en el conocimiento de una realidad, de un contexto; un conocimiento pensado para la intervención social, para la acción, para una transformación social.

Escribir un texto sobre investigación social no deja de ser un atrevimiento y un riesgo. Hay un gran número de manuales –muchos de excelente calidad- sobre la temática; he revisado decenas de ellos, algunos los he retomado para este escrito. Es un lugar común señalar que un manual no debe convertirse en una receta; en el mejor de los casos es una guía, un referente para aquellas personas que inician este proceso investigativo. Así, este trabajo se escribió pensando en compartir una experiencia docente e investigativa; en una utilidad práctica, aplicada, del mismo; de ahí –espero- su sencillez y su claridad expositiva.

Comparto con Alfonso Torres (1998) que una falacia en muchos manuales de investigación y en propuestas de formación de investigadores es la de creer que el sólo manejo de metodologías, instrumentos y técnicas reemplaza su capacidad de pensar, comprender e interpretar por sí mismos. Añade el autor que “la actitud y capacidad investigativa requiere una formación que involucre los conocimientos sobre la temática desde una o varias disciplinas, una visión amplia del abanico de posibilidades metodológicas y técnicas acumuladas por las ciencias sociales, pero, especialmente, de gran motivación por emprender la investigación y de imaginación creativa para asumirla”. En esta dirección, también J.M. Serrat nos señala:

“…No esperes el consentimiento
ni a que te proporcionen un manual…
No esperes a que te den los planos
para satisfacer tu curiosidad…
ni a que te digan los libros
lo que están tramando ahí fuera…”.

Sigo agradeciendo a la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo (Universidad de Pavía, Italia-Universidad de San Buenaventura, Cartagena de Indias), la publicación y distribución de la primera edición  en contextos universitarios, en entidades públicas y ONG´s; y la gran acogida que ha tenido este texto. Igualmente la segunda edición ampliada, realizada por Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano de la Universidad del Valle, en su serie Documentos de trabajo. De ahí nuestro interés por seguir ampliando su divulgación. Para esta tercera edición se han revisado y ampliado las diferentes temáticas del texto, adicionando dos nuevos capítulos “Investigación acción participativa” e “Investigación y trabajo socialque considero –como algunos lectores- es básico en este tipo de “manuales”.

Este texto se basa en Documentos de trabajo (inéditos) que he ido escribiendo como profesor del área de Investigación en la Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano de la Universidad del Valle-Cali. Agradezco a mis estudiantes del pregrado de Trabajo Social de esta Escuela, quienes en los cursos de Estrategias de investigación, Diseño Etnográfico y Diseño de Sondeo, han aportado en las discusiones y lecturas; lo mismo a los estudiantes de la Especialización en Teoría, métodos y técnicas en investigación social de la Escuela. Y de una manera especial a mis colegas y cómplices Alba Nubia Rodríguez y Claudia Galeano.

También agradezco a la Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano de la Universidad del Valle, su apoyo a estas publicaciones, como una política de la Escuela por divulgar la producción intelectual de sus docentes, y como una apuesta por socializar el conocimiento y hacer realidad la relación Universidad-Sociedad.

Como siempre, sigo invitándolos(as) a vivir esta aventura de la investigación social.

INTRODUCCIÓN

Decíamos que la investigación social aplicada está orientada y dirigida a la intervención, a la transformación social. En otras palabras, “un conocer para actuar”. Como lo señala Lorena Gartner:

Con independencia de la convicción acerca de si el trabajo social es una disciplina o no, la formación en investigación para los trabajadores sociales desde los espacios universitarios no es relevante solamente para académicos, compromete a la profesión y al ámbito de proyección de la misma. La capacidad de aportar conocimientos sobre las dinámicas sociales que cotidianamente intervienen los trabajadores sociales y sobre los aspectos operativos de su intervención contribuye a hacer realidad el sueño de un ejercicio profesional más eficiente, más pertinente y de mayor impacto. La investigación aplicada a la manera de investigación diagnóstica, evaluativa y sistematización de experiencias constituyen tipologías de indagación estrechamente vinculadas con la práctica del trabajador social y, por consiguiente, con los procesos de desarrollo humano y social propios de su ejercicio profesional (Gartner, 2006:34).

En este trabajo se presentan –panorámicamente- algunos aspectos o elementos relevantes en la investigación social. Espero que estos elementos sean un buen aporte para los futuros –y actuales- trabajadores(as) sociales (y en general para todas aquellas personas interesadas en este campo de la investigación). No está demás recordar que estos escritos no son recetas o “camisas de fuerza”; la investigación social es un proceso creativo, imaginativo, de “artesanía intelectual”.

Este libro consta de once capítulos. El primero presenta algunas definiciones de investigación; el segundo capítulo esboza los paradigmas y tipos de investigación. El proceso de investigación se analiza en el tercer capítulo. Los capítulos cuarto y quinto se refieren a dos relevantes métodos de investigación social: el cualitativo y el cuantitativo, seguido de un capítulo sobre integración metodológica. En el séptimo nos detenemos en la investigación-acción-participativa (IAP); en el octavo se presentan algunos aspectos para presentar un informe de investigación social; los elementos para elaborar un proyecto de investigación social se trabajan en el noveno capítulo, el décimo aborda el tema de la ética de la investigación, y, finalmente, se retoma la relación investigación y trabajo social.

Sí, espero que este texto aporte en la dinámica de formar investigadores capaces de leer la realidad, para transformarla.

XI. INVESTIGACIÓN Y TRABAJO SOCIAL

Hablar de la relación investigación-trabajo social es remitirnos a la misma concepción de trabajo social. Si éste se asume como una profesión-disciplina (de intervención y conocimiento) es innegable su estrecha relación. Sabemos que la relación teoría-práctica es un debate y una preocupación central de la profesión Relación que tiene que ver también con la discusión entre teoría-acción, de saber-acción; no como espacios separados (herencia de una razón positivista, que promueve la doble fragmentación (teoría-práctica), sino en relación.

Comparto con Olga Lucía Vélez (2003) que la relación entre investigación y Trabajo Social es una de las principales preocupaciones que los distintos colectivos profesionales se plantean hoy en día.

La acción inmediatista, considerada durante mucho tiempo central en los objetivos profesionales, colocó en segundo lugar la reflexión analítica de la cotidianidad, de los aspectos “invisibles” del mundo de la vida y de las prácticas sociales construidas por los sujetos con los cuales se interactúa durante el ejercicio profesional.

La relación histórica que el Trabajo Social ha establecido con la investigación, está caracterizada por contradicciones que priorizan la acción sobre la reflexión, circunscribiendo la práctica investigativa a un ejercicio pragmático de indagación que poco aporta al proceso de producción de conocimientos sobre la realidad social (p.129).

Añade Vélez que en la conflictiva relación teoría-práctica parece descansar buena parte del dilema epistemológico y práctico que la profesión no ha logrado resolver en relación con la investigación. La trayectoria histórica del Trabajo Social, muestra cómo la investigación no constituyó el núcleo fundante de la profesión y la preocupación por investigar la realidad social, generalmente, ha estado ligada a finalidades prácticas que permitieran el “tratamiento” o la actuación concreta (p.129).

La investigación, subordinada a propósitos de tipo pragmático, alejaron a la misma del proceso creativo de producción de conocimiento, ubicándose al mismo en un lugar  secundario y poco atractivo, para responder a las necesidades que el colectivo profesional debería resolver. Las urgencias de la práctica profesional marcaron de manera profunda la relación entre investigación y Trabajo Social, contribuyendo a que  ésta fuera asumida como un medio para resolver situaciones sociales deficitarias (p.129).

Los cambios y transformaciones ocurridos en las sociedades de hoy, le imponen al Trabajo Social contemporáneo la necesidad de acudir a la investigación como un camino idóneo para desentrañar la esencia y complejidad de la realidad y para aportar desde ahí a la producción de conocimiento. Rescatar la importancia que la producción del conocimiento debe tener en los procesos de reconfiguración profesional, asignándole a la investigación social un papel estructurante dentro del mismo. (p.130).

La centralidad del sujeto en lo social se instala como propuesta paradigmática a las disciplinas sociales, contribuyendo a romper las ataduras impuestas por los esquemas tradicionales (positivistas, estructurales y marxistas), rescatando las dimensiones cognoscitiva, ética, estética y política de la práctica profesional.

La investigación cualitativa como perspectiva subjetiva, de reconstrucción social de la realidad, constituye una vía fecunda de aproximación al conocimiento, descubrimiento y re-valoración de los sujetos histórico- sociales con los cuales se construye la práctica profesional del Trabajo Social, dotándola de un nuevo sentido. Indagar sobre el modo de vida de los sujetos sociales, reconstruir el sentido de sus prácticas y develar los significados, experiencias y subjetividades presentes en su cotidianidad, potencian la práctica profesional contribuyendo a superar la frecuente “naturalización” que mediante el establecimiento de estereotipos y tipologías prejuiciadas se hace muchas veces de lo social.

La investigación social es un proceso altamente creativo, generador de comprensiones e interpretaciones que conducen a la resignificación de las subjetividades involucradas en las prácticas sociales (p.130).

Señala Vélez que “el privilegio por un tipo de conocimiento orientado hacia la acción, obstruye  la construcción de pensamientos propios y limita el potencial creativo e innovador de la investigación social como dispositivo teórico, metodológico e instrumental de comprensión e interpretación de la realidad social” (p.136).

La  mayoría de los textos que se ocupan del proceso metodológico de Trabajo Social hablan de la investigación como un “método indirecto de intervención”, lo cual pone de relieve una vez más el sentido instrumental y pragmático conferido a la investigación y el desdibujamiento de su esencia epistemológica – de producción de conocimientos. “Aunque son muchos los vacíos y dificultades presentes en la investigación, es necesario trascender crítica y reflexivamente el vínculo que la profesión ha establecido con la acción, permitiendo la posibilidad de aportar a la producción de conocimientos que contribuyan a develar lo que ocurre en dicha relación y en el cúmulo de aspectos “invisibles” presentes, en la dinámica social” (p.138).

Para la autora, la investigación en Trabajo Social tiene que ocuparse, en lo fundamental, de los problemas referidos al contexto, a la acción social y a la especificidad profesional, así:

  • La comprensión y caracterización de los contextos está cruzada pro las tramas de constitución, deconstitución y reconstitución de los sujetos sociales, siendo las interacciones y estrategias – sociales, culturales, y simbólicas – presentes en las prácticas que realizan los distintos actores, importantes de desentrañar.
  • En el terreno de la acción social merecen especial atención los análisis críticos sobre programas de acción desplegados en ámbitos institucionales, organizacionales y comunitarios, la sistematización de experiencias, los estudios sobre metodologías de acción, viabilidad e impacto social.
  • Interrogantes sobre la identidad y especificidad profesional, configuran  un amplio paquete de propuestas investigativas importantes de desarrollar (p.139).

Vélez también resalta la importancia de la investigación cualitativa para el trabajo social.

La construcción de sentido está atravesada por momentos de aparente incomunicación derivados de los prejuicios, imaginarios y predeterminaciones que se tienen sobre el “otro”. Cuando el investigador cede su lugar a los sujetos de la investigación se desata un proceso de “entendimiento” caracterizado por la articulación y conexión de situaciones que posibilitan la comprensión del mundo del otro. Todo lo que inicialmente aparecía desfigurado, fragmentado y desarticulado empieza a cobrar sentido, desplegándose un proceso comunicativo en el cual el investigador se sitúa como agente activo y generador de impactos.

(…) A través de los procesos de confrontación (no de las percepciones particulares) mediados por el lenguaje, la investigación cualitativa recupera las lógicas que regulan y conectan el sentido de la experiencia. Mediante el lenguaje los sujetos establecen su relación con el mundo, y la forma específica como se vincula, construye y transforma esta conexión, constituye la experiencia. 

(…) La investigación cualitativa también es un proceso comunicativo, donde cobran importancia los lenguajes no verbales y la escritura. Esta última  opera como un dispositivo posibilitador de las interpretaciones tendiendo puentes hacia fuera, visibilizando los “mundos ocultos” –que pocas veces son mostrados- y acercándolos a quienes no están en posibilidad de vivenciarlos. El investigador actúa como mediador y canal a través de la escritura: el relato (o informe de investigación) le infunde vida al mundo investigado, condensando la reconstrucción que del mismo se logró hacer y representando las voces que no habían sido escuchadas (pp.148-149).

Así, para la autora, la reconfiguración profesional le exige al Trabajo Social Contemporáneo superar la estrecha  conexión que durante mucho tiempo se ha establecido con la tradición explicativa de investigación social, fortaleciendo la opción cualitativa (no por dictamen de la “moda”, ni por ser la “verdad revelada”) como la perspectiva más cercana para comprender y reconstruir los procesos actuales que la realidad social entraña (p.150).

Viscarret (2007:25-26) señala que la investigación en Trabajo Social significa para sus profesionales tener un diálogo reflexivo con la situación-problema a la que se enfrentan, preocupándose por efectuar un correcto análisis de dicha situación-problema de tal forma que puedan garantizar una mejor intervención profesional. El autor resalta la utilidad práctica de la investigación.

En el “XIX Seminario Latinoamericano de Escuelas de Trabajo Social. El Trabajo Social en la coyuntura latinoamericana: desafíos para su formación, articulación y acción profesional”, realizado en Guayaquil – Ecuador, del 4 al 8 de octubre 2009, el papel de la investigación fue un debate central. Sobre esta temática quiero rescatar algunas intervenciones de ponentes centrales en dicho evento: Carlos Montaño, Ana Elizabete Mota y Marilda Iamamoto de Brasil; Norberto Alayón y Margarita Rozas de Argentina; Lorena Molina de Costa Rica y Teresa Matus de Chile.

Montaño hace un llamado a “superar el divorcio teoría-práctica”, “la teoría es para actuar. Hay profesionales con teorías interventivas, donde se reduce el conocimiento teórico al conocimiento instrumental, al cual se le da status de teoría. Se requiere distinguir la producción del uso del conocimiento. No se puede intervenir sin investigar. Existen mediaciones en producción teórica, más que en la intervención práctica. Lo que se dice y lo que se hace”. Hay que “pensar una práctica superadora del positivismo; romper con perspectivas parcializadoras. Hay visiones recortadas de la realidad. No hay que forzar aplicabilidad de la teoría. Se requieren teorías para producir pensamiento crítico, teorías que permitan comprender la desigualdad social, la explotación”. Además “se deben romper los moldes rígidos de la intervención social. Es necesario "politizar la práctica profesional”, no en forma partidaria ni de militancia, sino en el sentido de desvendar tensiones, intereses, valores, metas. Un profesional con capacidad de tender  puentes teóricos entre la realidad local y la macro que la determina”.

Iamamoto considera que los Trabajadores Sociales son profesionales para el análisis de la cotidianidad y sus problemas, para la práctica y la investigación. Los Trabajadores Sociales deben leer las realidades singulares de sujetos individuales y colectivos; deben atender sus necesidades y problemáticas y llevarlas a la esfera pública en la que éstas deben ser reconocidas y atendidas. Los Trabajadores sociales deben ser formados para formular y ejecutar políticas públicas y sociales, para formular y ejecutar investigaciones no solo disciplinares sino preferencialmente interdisciplinares.

Mota señala que se requiere construir conocimiento no solo para Trabajo social sino en el ámbito de las ciencias sociales. No se debe permitir el separamiento entre profesión y área de conocimiento, que está vinculada con la intervención profesional.

Alayón expresa que es importante una práctica con pensamiento crítico, que reflexione sobre el significado de la profesión, donde haya una sólida formación teórica, que lleve a una “práctica profesional inteligente y fundamentada”. Señala que hay que desterrar las prácticas viciadas, que muchos(as) dejan de leer literatura profesional; son “prácticas rutinarias que no necesitan actualización”.

Rozas manifiesta que la producción de conocimiento es significativo. Se requiere establecer líneas de investigación con las demandas del ejercicio profesional. No separar investigación que da fundamento a la intervención profesional.

Molina presenta los desafíos en la producción de conocimiento y en la formación profesional; una formación que lleve a transformaciones societarias. Se requiere pensar la teoría social y cómo interpretamos dichas transformaciones. Señala la importancia del pensamiento crítico al servicio de la formación y de los actores con los que trabajamos. Hay muchos “cazadores de recetas metodológicas”. Se deben tener “horizontes de comprensión” de la realidad social.

Matus habla del proyecto inconcluso de trabajo social, de la importancia de vincular teorías y prácticas profesionales, requiriendo una nueva cultura y pedagogía en Trabajo Social. Expuso un doble empobrecimiento en teoría y práctica en Trabajo Social.

Según Cecilia Aguayo (s.f.), la relación entre investigación y trabajo social está profundamente marcada por la propia práctica profesional que realizamos. Lo cual remite a una pregunta por la transformación de situaciones sociales. Añade que “los trabajadores sociales al someter su práctica profesional a un proceso de indagación, de reflexión profunda, de encuentro con los otros, buscamos re-construir la acción social desde una perspectiva de ´cambio´”. En este sentido “debemos sentirnos constructores de realidad”.
En un estudio de finales de milenio (1999), Lorena Gartner Isaza y Rocío Cifuentes Patiño, trabajadoras sociales de la Universidad de Caldas, analizan La formación en investigación y la producción investigativa en las unidades académicas de trabajo social colombianas.

Considero que éste es un estudio interesante e importante para ver el carácter y sentido de la investigación en trabajo social, de ahí que me detenga en algunos aspectos que creo son relevantes para el análisis.

Las autoras, en su justificación, plantean que “el conocimiento ha adquirido un sitial privilegiado en las agendas para el desarrollo en todo el orbe. La capacidad de las sociedades para generar conocimiento y para utilizarlo en beneficio del cambio y del desarrollo humano y social les otorga una notable ventaja en la construcción del futuro deseado”.

En la última década –añaden-, más que nunca, se le ha presentado a las ciencias sociales y humanas y a las profesiones que de ellas se nutren, el imperativo inaplazable de aportar conocimientos, mediante la investigación científica, que tributen a la explicación y a la comprensión de realidades sociales y humanas particulares, como condición necesaria para la determinación de estrategias de desarrollo y de solución a los severos problemas que padecen diversos sectores de población.

Gartner y Cifuentes (1999) fundamentan su investigación en tres situaciones:

  1. El reconocimiento, por parte de las autoras, del compromiso histórico del trabajo social con el desarrollo humano y social en diferentes contextos, que obliga ponerse a tono con las condiciones que las transformaciones de la sociedad imponen; la capacidad para generar conocimientos, por parte de los trabajadores sociales, indudablemente, hace más pertinente y acertada su proyección profesional.

  1. La inquietud insistentemente planteadas por el CONETS, en torno a la necesidad del conocimiento de este aspecto.

  1. La necesidad de valorar y de reconocer aquello que en el concierto nacional se realiza en el campo investigativo del trabajo social.
Frente al significado que se le otorga a la investigación para la formación de trabajadores sociales, expresan que las respuestas fueron enfáticas al señalar su importancia: elemento fundamental, neurálgica, segunda naturaleza de trabajador social, protagónica, básica para la formación y el ejercicio profesional, el trabajador social es un investigador social.
Llama la atención la preocupación por el “carácter aplicado” de la investigación, y la conciencia de la importancia de la investigación social tanto para la formación como para la intervención.

Para concluir, retomo las palabras de la trabajadora social Natividad de la Red (1996:70): “Dadas las particularidades de la disciplina y tal vez por su carácter estrechamente unido a la realidad, es precisamente la investigación la clave de la formación del Trabajo Social”. Las Escuelas de Trabajo Social también tienen ese compromiso de dar respuestas “creativas y oportunas” ante los nuevos escenarios de la realidad colombiana y mundial.


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