viernes, 20 de enero de 2012

MAESTRÍA EN ESTUDIOS INTERDISCIPLINARIOS DEL DESARROLLO


MAESTRÍA EN ESTUDIOS INTERDISCIPLINARIOS DEL DESARROLLO
Universidad del Cauca
Popayán - Colombia

Javier Tobar, Profesor Asociado Universidad del Cauca y Coordinador Maestría en Estudios Interdisciplinarios del Desarrollo, envía este mensaje por correo electrónico:
“Hola a tod@s, por favor divulgar esta información:
 Programa de Maestría estudios interdisciplinarios del desarrollo de la Universidad del Cauca


Inscripciones: 23 de enero hasta 13 de junio de 2012

Entrevistas: 19 al 22 de junio de 2012

Publicación de admitidos 29 de junio de 2012

Inicio de clases: agosto 2012

Para mayor información del programa, adjunto los requisitos y el plegable del programa.

Para  mayor información sobre el proceso de inscripción deben comunicarse  con Margoth Arenas:
O los teléfonos 0328209935 o 0328209900 ext 1309.   

Javier Tobar
Profesor Asociado Universidad del Cauca
Coordinador Maestría en Estudios Interdisciplinarios del Desarrollo
Tel 0328364656- celular 3154538913

***
Plegable:

MAESTRÍA EN ESTUDIOS INTERDISCIPLINARIOS DEL DESARROLLO
Objetivos
General
Formar interdisciplinariamente profesionales en desarrollo,
habilitados para investigar, analizar, intervenir y agenciar procesos
de construcción, significación y movilización de iniciativas en
favor del bienestar social, en el contexto dinámico de las nuevas
realidades contemporáneas y del proceso de globalización.
Específicos
Impulsar un enfoque interdisciplinario del desarrollo, con
fundamento en el diálogo de saberes y de prácticas académicas
e intelectuales.
Promover investigaciones teóricas y prácticas que contribuyan
al conocimiento de la realidad social y al mejoramiento de las
condiciones de vida de las comunidades urbanas y rurales
latinoamericanas.
Promover estilos de planificación y gestión del desarrollo
acorde con contextos multiétnicos y pluriculturales, incluyendo
nuevos enfoques, perspectivas y prácticas sobre el desarrollo.
Justificación
La Maestría en Estudios Interdisciplinarios del Desarrollo se propone
como un programa integrador que contribuye a la formación académica,
intelectual, investigativa y a la producción de conocimiento consonante
con las exigencias locales, regionales, nacionales e internacionales.
Estudiar interdisciplinariamente los discursos y las prácticas del
desarrollo permite concretar una confluencia de conocimientos y
saberes, necesarios para enfrentar la complejidad social. De allí la
premisa de entender lo social en toda la dimensión de su expresión,
donde los ámbitos particulares de la diversidad cultural sean asumidos
no cómo posibilidad de adaptación sino en su complejidad, en la
que se encuentran imaginarios y realidades concretas de las que es
factible aprender, valorar, posicionar, resignificar y transformar desde
reflexiones y prácticas académicas e intelectuales.
Perfil profesional y ocupacional
Investigar, analizar y evaluar problemáticas específicas del
desarrollo en contextos locales y regionales complejos desde una
visión inter/transdisciplinaria y orientada al análisis crítico.
Promover y fortalecer procesos de autogestión y agenciamiento en aras
de mejorar las condiciones de vida de las comunidades.
Comprender a los actores colectivos como un factor clave en
la explicación, movilización y consolidación de políticas socio/
económicas y culturales.
Analizar el impacto de las diferentes posturas teóricas,
metodológicas y de intervención en relación con los problemas de
estudio en investigación social.
Diseñar y evaluar programas y modelos de desarrollo que consideren
una participación comprometida con las transformaciones de los
actores sociales a partir de las experiencias y saberes locales.
Titulo que se otorga: Magíster en Estudios Interdisciplinarios del Desarrollo

Requisitos de Admisión
• Tener título profesional en Áreas de las Ciencias Humanas y
Sociales; Contables, Económicas y Administrativas, Ingenierías
y disciplinas afines.
• Formulario de inscripción
• Recibo de consignación original a favor de la Universidad del
Cauca en el Banco Popular, cuenta de ahorros 22029072027-
5 o en el punto de pago Banco de Bogotá, Claustro de Santo
Domingo a la cuenta de ahorros 520366725
• Fotocopia autenticada del título profesional o del acta de grado.
• Fotocopia de la cédula
• Hoja de vida
• Perfil de proyecto grado
Proceso de Selección
Hoja de vida
En la hoja de vida se evaluaran: Experiencia laboral, investigativa,
distinciones académicas y publicaciones
Entrevista
Se evaluaran los intereses, motivaciones académicas y la
sustentación del proyecto.
Perfil del proyecto (profundización o investigación).
Documento de máximo cinco cuartillas, donde se debe indicar
mínimo lo siguiente: problema de investigación, justificación,
objetivos y consideraciones teórico metodológicas.
Periodicidad de la admisión: Anual

Plan de estudios
I. SEMESTRE
Epistemes y teorías del desarrollo
Modernidad, capitalismo y sistema mundo
Teorías de la gestión
Enfoques de Investigación
II. SEMESTRE
Seminarios de profundización (electivo)
Contextos Latinoamericanos
Prácticas de gestión e investigación
Seminario de grado I
III. SEMESTRE
Localidades y territorios
Seminarios de profundización (electivo)
Seminarios de profundización (electivo)
Seminario de grado II
IV. SEMESTRE
Seminarios de profundización (electivo)
Seminario de grado III
Total créditos 46
Metodología presencial
Duración
La Maestría tiene una duración de cuatro semestres académicos.
Horarios
viernes de 5 pm - 10 pm y sábado 8 am - 1pm
Valor de la matrícula
Cada semestre tiene un valor de Siete (7.0) salarios mínimos
mensuales vigentes.





lunes, 9 de enero de 2012

HENRY VALENCIA Y LA CULTURA COMUNITARIA

Foto: El País, Cali

HENRY VALENCIA Y LA CULTURA COMUNITARIA


La primera vez que escuché hablar del médico Henry Valencia fue en el año 1996, año que entré como profesor nombrado en la Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano de la Universidad del Valle –Cali.

Entre mi asignación académica, dictaba en un grupo del Quinto Semestre –el otro lo asumía la profesora Liliana Patricia Torres- el Curso de Comunidad y Organizaciones I. En el primer semestre de 1997, ya en Comunidad y Organizaciones II, acordamos con la profesora Liliana y los(as) estudiantes del Curso visitar una experiencia significativa en desarrollo comunitario, y decidimos viajar al municipio de Versalles, en el Valle del Cauca.

Ya, en 1995, “la Organización Panamericana de la Salud reconoció a Versalles como Municipio Saludable, modelo en Latinoamérica. Ese mismo año ocupó el primer puesto en participación comunitaria y el segundo en intersectorialidad. Dos años más tarde, el Ministerio de Salud le otorgó el primer premio como Municipio Saludable por la Paz, entre otros muchos reconocimientos”.
Lamentablemente, el día que visitamos la bella población de Versalles, no estaba el doctor Valencia (alma de este proceso comunitario) y no pudimos conocerlo personalmente. Pero sí pudimos conocer la experiencia a través de las voces de personas de la localidad que lideraban el proceso.
Tampoco pude conocerlo cuando él realizaba la Especialización en Desarrollo comunitario en la Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano de la Universidad del Valle.
Este lunes festivo, leyendo la edición digital de El País de Cali, vuelvo a encontrar su nombre, y leo con alegría que “le otorgaron la Cruz de Boyacá”, un merecido reconocimiento a su trabajo comunitario, a su trabajo social comprometido con esta población del norte del Valle. De ahí este sentido homenaje en mi blog.

Personas como Henry Valencia le devuelven a uno la esperanza en una sociedad mejor, en la utopía de que otro mundo es posible. En una sociedad democrática, participativa, solidaria, incluyente, saludable (en su acepción integral)… Y es un ejemplo en la coyuntura que atraviesa la sociedad colombiana, entre otros aspectos, en la construcción colectiva, comunitaria, de los Planes de Desarrollo Municipales.
A continuación, reproduzco textualmente la nota de Luiyith Melo:

Un médico que le cambió la cara a Versalles y su gente
Henry Valencia construyó desde la salud cultura comunitaria. Le otorgaron la Cruz de Boyacá.
Por: Luiyith Melo García –El País, Cali, Lunes, Enero 9, 2012


En reconocimiento a su obra social de toda la vida, las autoridades y la comunidad agradecida aprobaron cambiarle el nombre al hospital San Nicolás por el de su benefactor, el médico Henry Valencia.
Versalles no es el mismo desde que Henry Valencia Orozco llegó al pueblo como médico de farmacia, en 1975. Casi sin saberlo, ese día empezó a cambiar la vida de una población que se extinguía en manos de la violencia política heredada de los partidos, de la pobreza de su gente y la desnutrición que mataba a niños de hambre.
Iba de paso, porque terminaba su carrera de medicina en la Universidad de Caldas y se aprestaba a hacer el año rural. Valencia tenía planes de seguir una especialización y volver a Manizales a ejercer la medicina. El viejo hospital San Nicolás, que funcionaba en una vetusta casona de bahareque y se caía a pedazos, lo atrapó para siempre en Versalles.
Su trabajo era atender pacientes, curarles las enfermedades. Pero muy rápido se dio cuenta que su misión no se agotaría en un consultorio carente de intimidad, donde los curiosos fisgoneaban por las hendijas de la puerta y los rotos de las paredes.
“Esto hay que cambiarlo”, pensó Valencia, y se puso en la tarea de atender al más crítico de sus pacientes: el hospital. El objetivo era construir un nuevo edificio. A ello dedicó sus esfuerzos y recursos. Ya su corazón estaba atrapado en el hospital, con sus pacientes de quienes se convirtió en amigo y confidente, y con Mariela López, la asistente administrativa del centro asistencial, con quien se casó hace 27 años y tuvo tres hijas.
Mariela dice que su esposo logró construir el nuevo hospital a punta de lobby. Se iba para la revueltería a comprar frutas, verduras y carne, -a veces con plata de su propio bolsillo-, subía las remesas a un viejo Land Rover y llegaba tres horas después a las oficinas de la Beneficencia del Valle y la Secretaría de Salud Departamental, en Cali.
A los funcionarios encargados de apropiar partidas presupuestales y tramitar recursos para la salud, les daba lulos, naranjas, aguacates, plátanos y tocino seco porque, según su esposa, “era incapaz de aparecerse ante ellos con las manos vacías”.
La ex alcaldesa Marina Gómez de García lo acompañó muchas veces en este sueño que al cabo del tiempo se hizo realidad y le cambió la vida al pueblo, porque a su alrededor se gestó un nuevo proceso de democracia participativa para decidir las cosas del pueblo. En ocasiones el 10% de la población intervino en el ejercicio de construir su propio plan de desarrollo desde el hospital.
Valencia entendió que las enfermedades dependen del entorno familiar y social y con esas variables decidió trabajar duro y sin límites de tiempo y espacio. Llevó la atención en salud al campo y proyectó los servicios del hospital en toda la zona urbana.
La lógica asistencial de médicos y enfermeras cambió, Valencia les enseñó a trabajar por la prevención de las enfermedades, al punto que el personal del hospital terminó buscando a las personas para ocuparse de su salud, en vez de esperar que la gente se enfermera para que acudiera al médico.
Se puso el overol
Valencia leyó claramente que la salud de la población dependía de su adecuada alimentación, de su educación, de que hubiera ingresos familiares para comprar lo necesario. Del acceso a los servicios de salud, al agua, a la energía, al saneamiento ambiental. Ahí nació la nueva vocación de su vida.
Entonces decidió colgar la batola de médico cuando no estaba en consulta y se enfundó el overol del obrero para hacer talleres de participación comunitaria que movieran a la gente a trabajar por su propio destino. Formó decenas de líderes y tuvo discípulos aventajados como el pasado alcalde de Versalles, Jorge Hernán Gómez, con los que puso a andar proyectos de salud, educación y producción. Identificó las 500 familias más pobres del pueblo e impulsó proyectos agropecuarios para mejorar su subsistencia.
Con amigos cercanos como Gonzalo Contreras, renovó la Casa Campesina, promovió la Casa Hogar para atención de población vulnerable y el Grupo Gaviotas para rescatar a cientos de jóvenes de las garras de la droga y la delincuencia.
Impulsó la corporación Corpoversalles para la capacitación y promoción empresarial y hasta el canal local de televisión, Versavisión, un medio de comunicación que le dio espacio y sentido de pertenencia a los pobladores. Sesenta proyectos sociales nacieron de sus manos para el pueblo y la mayoría se mantienen.
Durante la última década, muchos de los problemas sociales de Versalles se resolvieron. No hubo más niños con malnutrición ni muertos de hambre. Los diez mil habitantes del pueblo lograron pleno acceso a la salud, todos los niños tuvieron educación, cientos de familias montaron sus proyectos productivos y la violencia que sacudía al pueblo disminuyó.
En 1995, la Organización Panamericana de la Salud reconoció a Versalles como Municipio Saludable, modelo en Latinoamérica. Ese mismo año ocupó el primer puesto en participación comunitaria y el segundo en intersectorialidad. Dos años más tarde, el Ministerio de Salud le otorgó el primer premio como Municipio Saludable por la Paz, entre otros muchos reconocimientos.
Municipios de Huila, Santander, la Costa Atlántica, Tolima, Antioquia y Caldas replicaron su experiencia. Detrás de esos logros siempre estuvo el médico Valencia. La programadora Audiovisuales lo incluyó en su serie de documentales 'Todo el mundo es bueno', con el vídeo Utopía de Paz.

En diciembre pasado, el esfuerzo de toda una vida del médico Valencia Orozco fue reconocido por el Congreso de la República con la Cruz de Boyacá, la más alta distinción que se otorga a un ciudadano por sus ejecutorias sociales. Y lo ponderó como “ciudadano ilustre y ejemplo para los colombianos”.
A sus 64 años y aún atendiendo pacientes en un consultorio del hospital que hoy lleva su nombre, su modestia no lo deja celebrar. Ni gozar la jubilación que tiene desde hace un año, porque siente que todavía “la misión no termina”.


domingo, 1 de enero de 2012

ADMINISTRACIONES MUNICIPALES Y PLANES DE DESARROLLO

ADMINISTRACIONES MUNICIPALES Y
PLANES DE DESARROLLO PARTICIPATIVOS*

Para hoy, 1º. de Enero de 2012, estarán posesionados los alcaldes/alcaldesas de los 1.102 municipios colombianos. Empieza un nuevo año, comienzan nuevas administraciones municipales, nuevos Planes de desarrollo 2012-2015, nuevas metas,  nuevos sueños (que ojalá no se conviertan en pesadillas colectivas).

Se supone que un alcalde, la administración municipal, deben ser “Agentes de Desarrollo Local”, léase dinamizadores, facilitadores, actores y motores de procesos de desarrollo local, integral, democrático, participativo, incluyente…

Y un campo donde se pone en juego ese papel es en los planes de desarrollo municipales, que por Constitución deben ser participativos.

Un Plan de desarrollo es fundamentalmente un proceso socio-político y cultural (más que técnico). En él debe reflejarse el tipo de sociedad, de desarrollo, al que aspiramos. Es una apuesta de futuro, que debe ser construida colectivamente, con la participación de todos los actores del municipio.

No hay duda, cuando no se tiene un plan, un rumbo al que se quiera llegar, cualquier camino es bueno; para un barco sin rumbo cualquier viento es favorable. Así, la planificación de las acciones está de más. De ahí la importancia de contar con un plan de desarrollo, que sea la carta de navegación de una localidad, de un municipio.

Es necesario –en este contexto- que en las comunidades se haga un debate amplio y profundo sobre el desarrollo, el tipo de desarrollo al que se aspira, el cómo llegar a él, para qué, con quién, para quiénes, etc.

La planeación ha sido un tema central en los discursos y las prácticas del desarrollo. La planificación es considerada como una herramienta vital para pensar y crear el futuro. En general, para Carlos Matus:

“Planificar significa pensar antes de actuar, pensar con método, de manera sistemática; explicar posibilidades y analizar sus ventajas y desventajas, proponerse objetivos, proyectarse hacia el futuro, porque lo que puede o no ocurrir mañana decide si mis acciones de hoy son eficaces o ineficaces. La planificación es la herramienta para pensar y crear el futuro. Aporta la visión que traspasa la curva del camino y limita con la tierra virgen aún no transitada y conquistada por el hombre, y con esa vista larga da soporte a las decisiones de cada día, con los pies en el presente y el ojo en el futuro. Se trata por consiguiente de una herramienta vital. O sabemos planificar o estamos obligados a la improvisación (...) La planificación no es otra cosa que el intento del hombre por gobernar su futuro, por imponer la razón humana sobre las circunstancias”.  

Debe quedar claro que planear es programar, optimizar recursos; saber hacia dónde se va y cómo llegar.

La planeación participativa

La planificación participativa hace hincapié en situar a los ciudadanos en el centro de las decisiones. Aquí se utiliza el término “participación” en su sentido más amplio, para incluir aquellos procesos de transparencia, apertura, de toma de decisiones, de “dar voz” tanto en escenarios públicos como corporativos. Así, desde una perspectiva integral de desarrollo, la participación no se refiere únicamente al hecho de votar. Los procesos participativos comprenden el diálogo abierto, así como el amplio y activo compromiso ciudadano. Durante muchos años se ha venido discutiendo la relación entre democracia y desarrollo, de la importancia de la participación en estos procesos. Diversas experiencias -en desarrollo local- muestran que los procesos ampliamente participativos (de “dar voz”, apertura y transparencia) promueven un desarrollo a largo plazo verdaderamente exitoso.

Esto no significa que dichos procesos garanticen el éxito o que no existan riesgos inherentes a dichos procesos; significa, en cambio, “que el comprender la importancia que tienen los procesos abiertos, transparentes y participativos para el desarrollo, nos ayuda a diseñar políticas -estrategias y procesos- con mayores posibilidades de conducir al crecimiento económico a largo plazo y a reforzar las virtudes de los procesos mismos” (Stiglitz, 2000:4). La planeación participativa es un paso importante para construir una verdadera democracia local. Pero, como añade Escobar, “la planificación ´participatoria´ o de nivel local, en realidad, es más frecuentemente concebida no en términos de un poder popular que la gente pueda ejercer, sino como un problema burocrático que la institución del desarrollo debe resolver” (Escobar, 1999:73).

Alvaro Obando (2003) ahonda  en los sentidos sociales y políticos de la planeación participativa. Expresa que los sentidos de la planeación participativa como propuestas de la ciudadanía, parten de entender que ésta es un proceso de construcción social con características de continuidad y sostenibilidad, que busca la identificación, la explicación y la orientación de las transformaciones producidas y también las pretendidas para las localidades. “El hecho de que la planeación participativa sea un escenario estratégico para las comunidades y organizaciones sociales, donde convergen diversos intereses y motivaciones, hace que en ella, concurran miradas y expectativas variadas; a lo que se le suma la compleja realidad de las comunidades y zonas con sus problemáticas estructurales y contextuales del desarrollo y a la vez elementos potenciadores del mismo” (p.13).

En el campo de la planeación participativa, Obando hace una interesante clasificación de ocho estrategias con referencia a la misma.

o   Estrategia de formación de identidad
o   Estrategia de formación de sujetos políticos
o   Estrategia para la construcción propia del territorio
o   Estrategia social y política para la construcción de lo público
o   Estrategia para la superación de conflictos
o   Estrategia para la gestión territorial del desarrollo
o   Estrategia de inclusión en la ciudad
o   Estrategia para la construcción de una política democrática

En alusión explícita a la planeación participativa, Fabio Velásquez y Esperanza González (2003), comentan que ésta “es a la vez proceso y escenario. Como proceso comprende una serie de dinámicas sociales y políticas en torno a  la identificación de problemas y potencialidades del presente y a la formulación de apuestas de futuro. Como escenario la planeación es una oportunidad de encuentro entre voces diferentes interesadas en construir consensos básicos sobre metas de bienestar y sobre los procedimientos, instrumentos y acciones necesarios para alcanzarlas. Es, en consecuencia, un proceso y un escenario eminentemente político que enlaza medios y fines, presente y futuro, problemas y soluciones, potencialidades y realizaciones, conocimiento y acción” (p.66).

Señalan que la planeación participativa combina, por tanto, ingredientes técnicos y sociopolíticos. Los primeros son necesarios para construir una lectura del entorno fundamentada en la realidad, es decir, que revele sus reales componentes y sus relaciones en términos de problemas y potencialidades. Los segundos aluden a la dinámica de construcción de acuerdos colectivos a partir de identidades, discursos, intereses y proyectos diversos. En tal sentido, la planeación participativa es un escenario propicio para llevar adelante la intrincada tarea de compartir disensos para construir consensos, de producir unidad de criterio a partir de la diversidad de pareceres (p.265).

Hablando de la importancia de los planes de desarrollo, el PNUD (2008) expresa que los Planes no son antídotos contra todos los males de los municipios y departamentos porque sin duda hay que tener en considerar los temas políticos locales, la dimensión territorial de cada problemática y las competencias con otras entidades territoriales. Tampoco deberían ser un decálogo de buenas intenciones, pero sí pueden contribuir a la convivencia y a la reconciliación si su formulación es colectiva y, por lo tanto, se convoca a la comunidad, a las organizaciones de la sociedad civil, a la empresa privada, a los gremios y a los demás sectores de la sociedad. Un Plan de Desarrollo construido con amplia participación social es piedra angular para una buena gestión en la administración pública.

El PNUD señala que el plan de desarrollo es un instrumento para la concertación y la gestión de las prioridades del desarrollo municipal o departamental, en donde se establecen los objetivos, metas, estrategias, programas, proyectos y recursos a alcanzar y a ejecutar en un período específico. Es una herramienta del proceso de planeación y de la gestión territorial en un momento determinado y en todas sus dimensiones (económica, social, política, institucional y ambiental).

Como instrumento de gestión, sintetiza las expectativas, necesidades y ambiciones de la sociedad que habita un territorio, ambiciones en busca de la paz o del fin de la exclusión o de mayores oportunidades. En este sentido, es necesario que el Plan de Desarrollo sea el resultado de un proceso social y político en el que las diversas expresiones sociales, políticas, culturales y económicas intervengan en el diseño del rumbo hacia el cual se dirigen y la forma como lo harán. Así mismo, el Plan de Desarrollo es un instrumento útil para organizar y optimizar los recursos financieros, técnicos, humanos, de tiempo e información con los que cuentan los municipios.

Más que un listado de acciones específicas, es un instrumento que puede trascender para convertirse en una agenda social en donde haya un compromiso social en temas como mejorar las condiciones de vida de la población; buscar caminos de paz; promover la convivencia, la reconciliación, la justicia, la reparación y la verdad; fortalecer la institucionalidad, la gobernabilidad y la participación de la sociedad civil o promover, proteger y defender los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario, entre otros (p.7).

Sobre la planeación participativa en los procesos de desarrollo, agrega que ésta aumenta la capacidad de los gobiernos y de la sociedad para impulsar y hacer viables las ambiciones de bienestar en condiciones de equidad y sostenibilidad, en un marco de concertación y conciliación de motivaciones e intereses. “Hacer un plan de manera participativa –que incluya a las organizaciones sociales, a los gremios, a las poblaciones vulnerables, entre ellas a las víctimas- es un ejercicio de pedagogía que fortalece los valores de la cultura democrática, consolida la institucionalidad del Estado Social de Derecho y, sin duda, contribuye a la convivencia y a la reconciliación”. Manifiesta que en Colombia, este proceso se inscribe en un marco normativo que describe instancias, tiempos y responsables, con el fin de brindar elementos que orienten la formulación del Plan, pero más como una guía que no puede opacar la intensión central: promover la deliberación social y política sobre las prioridades del desarrollo en cada municipio. El  concierto de voces plurales y diversas de la sociedad local se debe expresar en los contenidos del plan de desarrollo.

En resumen, para el PNUD, los planes de desarrollo son importantes porque:

·         Puede convertirse en una agenda social común.
·         Permite definir un rumbo para la acción, es una herramienta necesaria, aunque no suficiente, para garantizar una mejor gestión.
·         Puede y debe ser un instrumento para la promoción de la participación y la transparencia. Un plan bien elaborado permite a la ciudadanía y a sus organizaciones tener un conocimiento suficiente y detallado de la gestión que va a desarrollar un alcalde o gobernador y convertirse e una fuente para el seguimiento y el control ciudadano.
·         Armoniza diferentes apuestas de bienestar en el desarrollo:
- Programa de Gobierno del Alcalde electo.
- Apuestas planteadas en los planes de desarrollo del departamento y la Nación.
- Apuestas como los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
·         Enfoca los esfuerzos y recursos de una sociedad en una visión compartida, operada a través de una estrategia definida, igualmente de manera concertada.
·         Señala públicamente la ruta de la gestión del desarrollo. Al ser el resultado de un proceso de diálogo y concertación colectivo (sociedad-gobierno) expone visiblemente los propósitos de desarrollo, la estrategia para su obtención y las acciones que se deben implementar. Todo esto en el marco de reglas de juego claras (leyes, decretos).
·         Permite articular distintas iniciativas en el territorio (empresariales, de otros niveles de gobierno, sociales, políticas), al tiempo que señala los compromisos de los diversos actores y evalúa el cumplimiento del mandato ciudadano por parte del gobierno local.
·         Pone en común los problemas locales, las propuestas para su tramitación y los recursos con los que se cuenta para sacarlos adelante.
·         Hace visible actores locales históricamente ignorados en la gestión del bienestar, al mismo tiempo que pone sobre la mesa temáticas y problemas “invisibles” o desconocidos en los procesos de la planeación.
·         Reivindica la autonomía de los gobiernos y las sociedades locales para decidir sobre los rumbos del desarrollo.
·         Desarrolla y/o aumenta la confianza entre los actores locales.
·         Los objetivos, estrategias, programas y proyectos del Plan cuentan con metas e indicadores cuantificables y medibles (p.9).

¿Cómo lograr que la sociedad civil participe activamente en la construcción del Plan? El PNUD responde:

La participación sustantiva de la sociedad civil debe estar presente en todos los momentos de formulación, discusión, planeación, gestión, seguimiento y evaluación de un plan de desarrollo.

Su intervención en cada uno de estos momentos requiere reconocer el liderazgo del gobierno municipal en la formulación y gestión del plan, pero, al mismo tiempo, reconocer la imperiosa necesidad de construir consensos alrededor de visiones compartidas de desarrollo y bienestar.

La participación de la sociedad civil depende tanto de la iniciativa, voluntad y capacidad de los ciudadanos y de sus organizaciones, como de la voluntad de los gobernantes de propiciarla eficazmente.

Los alcaldes y gobernantes pueden y deben crear condiciones para estimular la participación de la sociedad civil mediante diversos medios: generación y difusión de información adecuada y comprensible sobre la gestión pública; apoyo directo al funcionamiento de los distintos espacios de participación, comenzando por garantizar que los Consejos Territoriales de Planeación cuenten con recursos para cumplir con su función; establecimiento de reglas del juego claras sobre los procesos de toma de decisiones y la incidencia ciudadana; promoción masiva del proceso del plan y de los derechos de os ciudadanos (p.11).

Estos serían algunos mínimos recursos y mecanismos necesarios para viabilizar la participación de la ciudadanía (PNUD):

1.     UTILIZAR PARA LA FORMULACIÓN DEL PLAN DE DESARROLLO METODOLOGÍAS QUE PERMITAN:
·         Poner en diálogo diferentes puntos de vista y construir consensos a partir de las diferencias.
·         Valorar de igual manera los diferentes saberes que hay en la sociedad.
·         Garantizar la participación de los diferentes actores en condiciones de equidad.
·         Reconocer los alcances y limitaciones del proceso de planeación y de la participación de los actores en dicho proceso.

2.     CONTAR CON INFORMACIÓN PERMANENTE, VERAZ Y CONFIABLE SOBRE EL PROCESO DE PLANEACIÓN QUE SE ADELANTARÁ. El punto de partida para la intervención de la ciudadanía y sus organizaciones en el proceso de planeación es la entrega de información por parte del gobierno local. En gran medida el grado de intensidad y la calidad de la participación de la ciudadanía está mediada por:
·         Información permanente sobre los tiempos de la planeación, marcada por la legislación y la metodología que se haya escogido.
·         Información veraz y confiable sobre el estado de la administración municipal.
·         Información diagnóstica actualizada sobre las condiciones socioeconómicas, ambientales y territoriales del municipio.

3.     IMPULSAR DIVERSOS Y CREATIVOS ESPACIOS DE DIÁLOGO PERMANENTES PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL PLAN DE DESARROLLO CON CLARAS REGLAS DEL JUEGO. Es decir, estableciendo los alcances de estos espacios de manera anticipada. Estos diálogos deberán estar presentes en los diversos momentos de formulación del Plan de Desarrollo (diagnóstico, formulación de objetivos, estrategias, metas, recursos e instrumentos).

4.     PROMOVER LA CONFORMACIÓN DEL CONSEJO MUNICIPAL DE PLANEACIÓN. – CMP- de acuerdo a los establecido en la ley 152 de 1994, “Ley Orgánica del Plan de Desarrollo”.

5.     IMPULSAR LA PARTICIPACIÓN DE TODAS LAS EXPRESIONES ORGANIZATIVAS DE LA SOCIEDAD. La existencia de los Consejos no impide la participación activa en todo el proceso del pal de organizaciones como las Juntas de Acción Comunal, la organizaciones de campesinos, productores, grupos étnicos, mujeres, jóvenes, desplazados e instancias de participación como COPACOS, Juntas Municipales de educación, Comités de Control Social de los Servicios Públicos, Consejo Municipal de Desarrollo Rural, Consejos Municipales de Juventud, Veedurías Ciudadanas, entre otros.

6.     DIFUNDIR DE MANERA AMPLIA Y VISIBLE TODOS LOS ACUERDOS Y CONCLUSIONES A LOS CUALES SE LLEGAN EN EL MARCO DEL PROCESO DE FORMULACIÓN. Es decir, tanto las consultas como los diagnósticos, las prioridades, las estrategias elegidas y los recursos comprometidos en el plan deben ser informados a la ciudadanía participante y a la ausente. Los procesos de planeación donde los diagnósticos son amplios y participativos y las decisiones de acción son discrecionales de unos pocos actores rompen la confianza entre los actores participantes.

Para el PNUD (2008), estos son algunos de los temas que no pueden faltar en los planes de desarrollo en Colombia:

  • PAZ , CONVIVENCIA Y SEGURIDAD CIUDADANA
  • DERECHOS HUMANOS
  • VÍCTIMAS
  • PREVENCIÓN DEL RECLUTAMIENTO
  • DDR Y RECONCILIACIÓN
  • ATENCIÓN INTEGRAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO
  • MINAS ANTIPERSONALES
  • POBLACIONES ESPECÍFICAS.
  • GÉNERO

También es importante recordar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). “El compromiso de Colombia y 188 países más, al suscribir en el año 2000  la Declaración del Milenio, está orientado a asegurar una vida digna a las personas con mayor vulnerabilidad y pobreza. Esta es una condición para disminuir las desigualdades y alcanzar la paz en el país, y están enmarcados en ocho objetivos que se trazó la humanidad para cumplir en la próxima década”.

Los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio son:

1.  ERRADICAR LA POBREZA EXTREMA Y EL HAMBRE
2.  LOGRAR LA EDUCACION BASICA UNIVERSAL
3.  PROMOVER LA EQUIDAD DE GÉNERO
4. COMBATIR EL VIH/SIDA, LA MALARIA Y OTRAS ENFERMEDADES PREVENIBLES
5.  MEJORAR LA SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
6.  REDUCIR LA MORTALIDAD INFANTIL Y JUVENIL
7.  GARANTIZAR LA SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL
8. CONSOLIDAR ALIANZAS PARA EL DESARROLLO

Estos objetivos deben verse reflejados –planteados, presupuestados y gestionados- en los planes de desarrollo. “El logro de esas metas involucra el compromiso de los departamentos y los municipios, como responsables de la provisión de los servicios sociales que hacen parte esencial de la estrategia de los ODM”.

La GTZ propone e invita a conocer ocho pasos para llevar los ocho ODM a su municipio:

  1. Sensibilización
  2. Compromiso
  3. Organización
  4. Conocimiento
  5. Sinergia
  6. Control social
  7. Sostenibilidad
8.   Divulgación

Es necesario señalar que un Plan de desarrollo no es la panacea para la localidad o comunidad. Tener un plan no garantiza el desarrollo de una región. Pero, lógicamente, es mejor tenerlo a no tenerlo, y éste debe ser visto como un “instrumento de la planeación”, con “una visión compartida, concertada y de futuro”, aprovechando en forma óptima los recursos, para elevar la calidad de vida de la población.

El Departamento Nacional de Planeación, DNP, en su texto El proceso de planificación en las entidades territoriales: el plan de desarrollo y sus instrumentos para la gestión 2008 – 2011 (2007), propone una metodología-instrumentos, para elaborar planes de desarrollo territoriales (municipios y departamentos).

Elementos que permitirán a alcaldes y gobernadores, apoyarse en los procesos de formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de los planes de desarrollo territoriales, toda vez y ello está demostrado, el éxito de toda gestión pública depende en gran medida de la calidad de la planificación. Refiere el estudio presente, la importancia máxima de la planificación de las entidades territoriales, fundamental para trazar guías definitorias de en qué y cómo deben invertirse los recursos municipales y departamentales, mismos que deben asignarse de conformidad con las prioridades simultáneas, en atención a que no siempre son abundantes ni suficientes, lo que determina que no se deban hacer inversiones sin tener claro lo más conveniente y adecuado para su progreso.

Las unidades administrativas territoriales deben procurar sistemas propios de planificación  participativa como una respuesta a la voluntad de la Constitución Nacional de integrar a sus habitantes a la vida política, cultural, económica y social. lo que impone acoger iniciativas e ideas ciudadanas de manera concertada y permanente en beneficio común, ya que todo buen proceso de planificación se refleja en la capacidad de elaborar propuestas autónomas o concertadas desde los consensos sobre metas, compromisos y responsabilidades.

La no planificación es falla administrativa, por cuanto la fijación moderna de criterios enseña que para el ordenamiento de las actividades particulares o colectivas son necesarios los puntos de referencia que los planes proporcionan para determinar la acción gubernamental y orientar la iniciativa privada, aspectos señeros de la calidad de vida del futuro y de la clase de sociedad que
se aspira a vivir.

La planificación, derecho por si mismo regenerador y vigente, es una de las formas mejores para la modernización territorial, sin cuya aplicación no se alcanzarían resultados estables y congruentes. Planificar traduce un llamado importante a hacer patria, empresa diaria, propósito y compromiso de gobernantes y gobernados para darle un nuevo dinamismo al Estado, con la participación permanente y continua de la comunidad (DNP, 2007).

Para el DNP la planificación es un proceso continuo que busca aprovechar las oportunidades, reducir o mitigar las amenazas, potenciar las fortalezas, transformar las debilidades, dar soluciones a problemas y atender las necesidades, a través de estrategias que de manera eficiente apunten al cumplimiento de metas y objetivos. “La planificación es “Concebir un futuro deseado así como los medios necesarios para alcanzarlo” (Ackoff, 1973). La planificación es importante porque transforma la intención en acción y permite vislumbrar los impactos y consecuencias de los acontecimientos e influir en ellos. En este sentido, la planificación tiene la responsabilidad de las repercusiones futuras de las decisiones asumidas en el momento.
Como se expresaba en otra entrada de este blog, “las administraciones municipales, los gobiernos locales (como actores públicos gestores del desarrollo) tienen a su alcance la posibilidad de orientar el desarrollo local, por lo menos por los siguientes motivos (Marchioni, 1999:50): Por poder incorporar paulatina y crecientemente a los ciudadanos a la vida pública, haciéndolos más responsables y partícipes de las cuestiones que afectan positiva o negativamente a la calidad de vida de la población en su conjunto. Y por poder planificar el desarrollo local a más largo plazo saliendo del gueto de las demandas inmediatas y de los programas a corto plazo”.

Sí, de todos los actores depende el tipo de sociedad y de desarrollo al que aspiramos. Como sujetos sociales y políticos participemos en la construcción de los planes de desarrollo municipales.


*Entrada elaborada con base en el libro: CARVAJAL  BURBANO, Arizaldo (2010). Planeación participativa: Diagnóstico, plan de desarrollo y evaluación de proyectos. 3ª. Edición, Cali, Programa Editorial Facultad de Humanidades-Universidad del Valle.

Una síntesis de este texto se encuentra en la segunda parte, Capítulo 3 “Planeación del desarrollo local”, del libro digital gratuito “DESARROLLO LOCAL: Manual Básico para Agentes de Desarrollo Local y otros actores”. Pueden consultarlo/descargarlo en el enlace:

http://www.eumed.net/libros/2011c/999/index.htm

NOTA: Textos digitales sobre planeación, planes de desarrollo, también pueden consultarlos en el enlace:


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GUÍA PARA LA GESTIÓN PÚBLICA TERRITORIAL
DNP- ESAP
Planeación para el desarrollo integral en las entidades territoriales
El plan de desarrollo 2012-2015
Consultar/descargar documento pdf en el enlace:


“En Colombia, cada uno de los niveles de gobierno
tiene la responsabilidad de planear para el desarrollo
integral del país y de las entidades territoriales, por
medio de un proceso de transformación multidimensional,
sostenible, incluyente, articulado entre los niveles de gobierno,
y orientado a la consolidación progresiva del bienestar general
y el mejoramiento de la calidad de vida de la población en
armonía y equilibrio con lo ambiental (natural y construido), lo
sociocultural, lo económico y lo político, y en consideración con
el contexto global.
Para facilitar esta labor, la Constitución Política de 1991 y la Ley
152 de 1994 establecen que cada entidad territorial debe contar
con un Plan de desarrollo, cuya elaboración es responsabilidad
y obligación constitucional y legal de los alcaldes, alcaldesas,
gobernadores y gobernadoras de las entidades territoriales.
Los planes de desarrollo de las entidades territoriales son la
carta de navegación y el principal instrumento de planeación
para su desarrollo integral. Son un instrumento político y
técnico, construido de forma democrática y pluralista, donde
se concretan las decisiones, acciones, medios y recursos para
promover el bienestar integral de la población, garantizar los
derechos humanos, y fortalecer la democracia participativa,
por lo tanto, son el más importante instrumento de planeación
y de gestión pública para lograr los fines esenciales del Estado
establecidos en la Constitución Política de 1991”.

www.dnp.gov.co
www.portalterritorial.gov.co
www.esap.edu.co

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